Desde finales de la década de los 90, en América Latina se comenzó un proceso de reestructuración y reordenamiento de las instancias responsables de la Salud, en particular la de la Salud Pública. Entre los hitos principales, se considera a la Primera Conferencia Panamericana de Educación en Salud Pública, realizada en Brasil en el año 1994.
En ese ámbito, se concluyó recomendando tres estrategias para encarar la formación en salud pública: a) luchar contra la enfermedad y explicar los factores que las produce así como la organización de las condiciones para su prevención y su tratamiento; b) ampliar la esfera de la intervención mediante la incorporación de otras disciplinas que puedan dar cuenta del conjunto de problemas relacionados con la salud-enfermedad; y c) construir solidariamente una reforma para la salud, a la luz del área del desarrollo humano y la corrección de las desigualdades socioeconómicas graves, considerando la investigación transdisciplinaria del objeto salud-enfermedad-atención y la movilización de los sujetos comprometidos en la construcción de este objeto.
De hecho, hacia el año 2000, como parte de la iniciativa La Salud Pública en las Américas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) presentó a los ministros de Salud de la región una propuesta con la definición de las funciones esenciales de la salud pública, junto con la metodología y los instrumentos para su medición. Esta iniciativa regional buscó realzar los asuntos relativos a la salud pública, ya que, habían sido dejados de lado durante las reformas a los sistemas de salud regionales de los 90.
En este sentido, las funciones esenciales de Salud Pública, convalidadas e impulsadas por los gobiernos de latinoamericanos, se identifican con un conjunto de prácticas fundamentales para el desarrollo de la salud:
a) la construcción de entornos que favorezcan la salud y el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo; b) el desarrollo y fortalecimiento de una cultura de la vida y la salud; c) la generación de inteligencia en salud; d) la atención a las necesidades y demandas en salud; e) la garantía de la seguridad y la calidad de los bienes y servicios relacionados con la salud; y f) la intervención sobre los factores de riesgo y daños colectivos a la salud.
En la actualidad, la OPS apela por encarar los desafíos en salud pública, atendiendo a los siguientes aspectos: a) la globalización económica, cultural y tecnológica; b) las políticas de ajuste estructural y de control del déficit fiscal en los países de la Región; c) la extensión de la noción de lo público más allá de lo gubernamental del Estado; d) la democracia participativa y sus relaciones con el desarrollo humano sustentable; e) la salud como un componente, un medio y un producto del desarrollo humano en el nivel local; y f) la dinámica poblacional y los cambios en las situaciones y gradientes de salud.
La Salud Pública se sustenta en el concepto de la salud como un derecho humano, y a la salud pública, como “el conjunto diversificado de acciones de naturaleza interdisciplinaria, intersectorial y colectiva, que están a cargo del gobierno del Estado y de la Sociedad, y cuyos fines son promover, proteger y mejorar la salud de poblaciones y comunidades, mediante intervenciones de alcance poblacional y con participación comunitaria, incluyendo también la responsabilidad de asegurar el acceso sin obstáculos ni discriminaciones al cuidado y a la atención de calidad en los servicios de salud” (OMS, 2013).
Le concierne a la salud pública, como objeto de estudio, el conjunto de acciones realizadas por la sociedad y el Estado para prevenir enfermedades y la administración moderna de los hospitales y demás instituciones de salud. Además le atañe el amplio campo de disciplinas y conocimientos dedicados a entender el bienestar de las colectividades, desde el saber médico y de las demás profesiones de la salud, hasta los aportes de la economía, el derecho, la historia, la antropología, la ingeniería, la sociología y otros campos del saber. Asimismo le concierne el campo intersectorial e interinstitucional, organizado en múltiples niveles territoriales, en donde confluye el conjunto de prácticas y acciones desarrolladas por la sociedad en sus diferentes formas organizativas, incluido el Estado, para tratar de garantizar el bienestar a las personas y a las colectividades. Finalmente, la salud pública es la situación subjetiva y colectiva de bienestar, resultante de la aplicación del conocimiento a las acciones antes enunciadas.
«La salud pública cabría considerarla no tanto como una mezcla de ciencia y arte sino como el resultado social de la relación dialéctica entre tres elementos: ciencia, ética y voluntad política». Gregorio Delgado García y Elena López Serrano.
En efecto, la formación en salud pública implica una intención de integración interdisciplinaria, con la aplicación de las ciencias biológicas, sociales y de la conducta al estudio de los fenómenos de salud en poblaciones humanas. De ahí que abarque dos objetos principales de análisis: por un lado, el estudio epidemiológico de las condiciones de salud de las poblaciones; por el otro, el estudio de la respuesta social organizada a esas condiciones, en particular, la forma en que se estructura dicha respuesta a través del sistema de atención a la salud.
Desde este enfoque, se propone la Maestría en Administración de la Salud Pública, para formar profesionales competentes para interpretar la salud pública como un campo integral e interdisciplinario, analizar los determinantes de la salud de las poblaciones, proponer acciones que reduzcan riesgos y vulnerabilidades sociales de enfermar y morir, organizar la atención de necesidades en distintos grupos sociales.
El egresado de la Maestría en Administración de la Salud Pública poseerá competencias para:
