El inicio de un nuevo año se asocia con oportunidades, objetivos y metas por alcanzar en los distintos aspectos de nuestras vidas. Para arrancar es importante tomarnos un tiempo para la autorreflexión que nos ayude a identificar todo lo que hemos logrado en el año anterior, visualizar y valorar cada esfuerzo, para luego empezar a plantearnos o replantearnos aquello que deseamos concretar en esta nueva etapa.
Para tenerlos claros y a la vista será de ayuda seguir los siguientes pasos:
Escribir lo que queremos lograr: la escritura nos permite explayarnos y exteriorizar todo lo que sentimos, será una herramienta de mucha utilidad para identificar nuestros nuevos propósitos.
Crear un plan de acción: de acuerdo a lo que deseemos alcanzar es fundamental identificar las actividades que debemos realizar para acercarnos al cumplimiento de nuestros propósitos.
Ser realistas: identificar propósitos a corto y largo plazo, plantearnos propósitos viables con nuestra realidad y recursos disponibles para alcanzarlos.
Mantener la constancia y la motivación: en este punto la disciplina juega un rol fundamental, así como, la capacidad de tener presente durante todo el año la motivación que nos ayudará a concretar el propósito que anhelamos.
Erradicar hábitos que no nos ayudan: dejar de lado lo que no nos funciona y adoptar nuevos hábitos es clave para avanzar y encontrar el camino correcto.
Aprender a relajarnos: tomarnos el tiempo para descansos de calidad es esencial, el descanso favorece a nuestro bienestar general, nos ayuda a ser más productivos, enérgicos y a sentirnos más saludables.
Crear hábitos de bienestar físico y emocional: los propósitos se cumplen poco a poco, para lograrlos debemos sentirnos bien integralmente, en ese sentido, debemos prestar especial atención a nuestra alimentación, distracción y salud mental.
Cumplir los propósitos de año nuevo va más allá de contar con la predisposición para lograrlos, requiere de disciplina, compromiso, esfuerzo y la capacidad de generar hábitos que nos ayuden a lograrlos.