
La capacidad intelectual involucra las habilidades para razonar, planificar, resolver problemas, pensar de forma abstracta, comprender ideas complejas, aprender con rapidez y de la experiencia.
Tiempo atrás se creía que la inteligencia era una capacidad innata, sin embargo, aunque puede existir un condicionante genético, al igual que otras habilidades, la inteligencia puede ser aumentada y mejorada con la aplicación de métodos y acciones específicas.
Para cuidarla y mejorarla existen una serie de recomendaciones, entre ellas se encuentran:
- Aprender a ejecutar un instrumento: esta actividad, por más sencilla que parezca genera un impacto positivo en las habilidades mentales y ayuda a aumentar el coeficiente intelectual de las personas.
- Leer todo lo que sea posible: la lectura permite nuevas construcciones gramaticales y nuevos vocabularios, estimula la imaginación, la concentración, el pensamiento crítico y la capacidad de pensar de manera sugestiva.
- Consumir alimentos que benefician al cerebro: es fundamental comer regularmente durante el día, llevar una buena hidratación y una dieta balanceada, incluyendo frutas y verduras.
- Dormir las horas necesarias: permite al organismo y el cerebro recuperarse, ayuda a un mejor desempeño, mejora la toma de decisiones, a sentirse alerta y optimista durante la jornada.
- Realizar ejercicios: las actividades físicas en cualquiera de sus formas, ejercicios ligeros o un paseo sencillo puede generar un impacto positivo en el cerebro, teniendo en cuenta que aumenta el suministro de sangre al cerebro y aumenta la energía para pensar.
- Evitar el estrés: aprender a canalizar o evitar situaciones comunes que desencadenan este estado, entre ellos, personas que gritan, el tráfico, los exámenes, plazos de entrega, disgustos, debido a que afectan seriamente a la mente y su desenvolvimiento.
La capacidad intelectual es nuestro instrumento para estudiar, aprender y desenvolvernos, por ello, es fundamental cuidarla e implementar acciones que nos ayuden a mejorarla.